Médicos y tratamiento VIP

Un interesante artículo de un oncólogo de Cleveland plantea una disyuntiva habitual de los médicos que van a recibir un tratamiento médico. Lo que nosotros conocemos como el síndrome del recomendado. En su caso, durante una caida de bicicleta sufre un neumotórax, y es trasladado a un hospital (que no es el mismo donde él trabaja habitualmente):. ¿que hacer? ¿descubrir la profesión o mantenerse en el anonimato?.

La recepción de lo que él llama el tratamiento VIP tiene sus ventajas. (atención más rápida y personalizada) pero no deja de tener inconvenientes. Un exceso de celo en el tratamiento puede conducir a un cúmulo de pruebas diagnósticas, prescritas con la mejor intención del mundo, pero que pueden ser innecesarias. Además, el salirse de los circuitos y procesos habituales para favorecer al colega puede conduir a errores perfectamente evitables.

Ese síndrome «maldito» es bien conocido por los profesionales, y consiste en la aparición de complicaciones no habituales y de imprevistos en aquellos pacientes en los que se pretende llevar a cabo una atención más esmerada y personal: un desastre para todos tanto para el médico que hace el tratamiento como para el que lo «sufre»